Un día cualquiera de
2010. 10:00 A.M. Hollywood, California. En su amplio y lujoso
despacho un agobiado productor de cine rebusca en su escritorio un
guión que no entrañe muchos riesgos y proporcione grandes
beneficios. A su derecha, una pila de tres o cuatro historias de cine
independiente que no financiaría ni después de todo el Bourbon del
mundo. A su izquierda, entre un sinfín de papeles amontonados,
sobresale una bella encuadernación. Tras dejar el puro sobre el
cenicero, sus rechonchas manos tiran del taco y aparece ante sus ojos
algo bueno, algo muy bueno. Inmediatamente llama a su secretaria para
que venga a echarle un vistazo. Mientras tanto, y con la vista puesta
en el cartel de La tentación vive arriba que tiene delante,
recuerda la millonada que supuso en su momento para la 20th
Century Fox el lanzamiento de El planeta de los simios.
Tras un par de horas la
decisión está tomada, El origen del planeta de los simios
tiene luz verde. Hecatombe.
A
partir de ahora contaré detalles sobre la saga, así pues insto al
lector no iniciado en esta historia a volver una vez haya echado un
vistazo a estas interesantes películas. El planeta de los
simios fue un popular film dirigido por Franklin J. Schaffner
(Papillon) en 1968 y que nos ha llegado como un clásico del
cine postapocalíptico. En la primera parte, unos “astronautas”
aterrizan en un planeta aparentemente desértico tras un largo viaje
espacial. Más adelante descubrimos que el planeta está habitado por
todo tipo de simios, desde chimpancés hasta orangutanes. Finalmente,
el protagonista, encarnado por Charlton Heston, descubre que el viaje
no ha sido en el espacio, sino en el tiempo (hacia el futuro); y que
no están en un planeta lejano, sino en el lugar desde el que
partieron, la Tierra.
Con ese épico final de
la Estatua de la Libertad medio enterrada en una playa se cierra esta
primera parte. El éxito fue tan abrumador que no tardaron en llegar
las secuelas, en este caso cuatro, hasta completar una saga de cinco
films. No obstante, a un avispado ejecutivo se le ocurrió en 2010
que había que recuperar el tema de los monos, aunque ya lo había
hecho en 2001 Tim Burton (sin comentarios...). Desde hace unos años
viene ocurriendo que los remakes, secuelas y precuelas de clásicos
se han puesto de moda. Crisis de ideas en el cine y miedo a fracasos
en taquilla es la explicación.
El origen del planeta
de los simios (2011) es una película que sobra por diversos
motivos. A parte de no aportar nada nuevo a la historia original, la
contradice. No aporta nada nuevo puesto que J. Lee Thompson en 1972
dirigió la cuarta película de la saga Conquista del planeta de
los simios / La
rebelión de los simios, film dedicado a explicar cómo surgió
el planeta de los simios. No obstante El origen del planeta de los
simios (2011) no es un remake de aquella cinta. Lo más grave del
asunto es que contradice la historia original puesto que cuenta otro
origen distinto al que se había dado en 1972 con la cuarta película
de la franquicia.
En Conquista del
planeta de los simios (1972)
(Conquest of the
Planet of the Apes en versión
original) el mundo se vino abajo por los siguientes motivos.
Debido a algún tipo de epidemia las mascotas más comunes de los
humanos, es decir, perros y gatos, murieron y se extinguieron. Debido
a esto se introdujeron primates en los hogares y a consecuencia de la
convivencia, los simios empezaron a pensar y discernir, hasta que uno
de ellos dijo “no”, se negó a cumplir una orden de su dueño. A
partir de este punto las revueltas se suceden y los simios toman la
Tierra. En El origen del planeta de los simios (2011)
el origen es otro. El apocalipsis viene provocado por una serie de
experimentos que hacen que los monos se vuelvan agresivos. Por
supuesto, y se hace evidente cuando uno ve la película, los
guionistas de esta última no coinciden con los de las anteriores.
Como contrapartida, se puede mencionar el caso de Prometheus,
digna precuela de Alien,
y digo digna porque encaja a la perfección con la película original
y bien podría haber sido filmada antes que ésta. Quizá que el
director sea el mismo ayude.
Como sencilla conclusión, El origen del planeta de los simios, es una película que no tiene cabida en la saga, no se la puede ubicar en ninguna parte puesto que cuenta una historia distinta y sin enlace con las demás de los años setenta. Un punto a favor, y digo sólo uno, es la convivencia durante todo el film de actores digitales con actores de carne y hueso. Esta técnica se la debemos al visionario Peter Jackson y su Gollum y a James Cameron que la perfeccionó para Avatar.
Por
cierto, el actor que interpretó a Golum en El señor de
los anillos dentro de una malla
llena de sensores de movimiento repitió experiencia con el simio
protagonista de El origen del planeta de los simios.
La Academia de Cine sigue siendo reacia a reconocerle su labor como
actor, de hecho ni siquiera puede ser nominado. Al parecer no encaja
en ninguna categoría. Tiempo al tiempo.
Y
ahí sigue sentado, tan ancho, sobre su silla de cuero negro y
respaldo alto. Hace dos días ha mandado cambiar de sitio el póster
de La tentación vive arriba.
Ahora frente a él, reposa erguido en la pared el de El
origen del planeta de los simios.
Se lo merece, 93 millones de desembolso y 481 de ingresos. En 2014
estrenarán Dawn of the Planet of the Apes.
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